Breves retazos de una lucha
Conocí a Begoña Linaza en los avatares de la vida del barrio. Me impresionaron sus convicciones firmes, su actitud tesonera y su consecuencia personal; la llevaron al compromiso; también a captar y contagiar a los demás para que se enrolaran en las tareas del barrio; con efectividad, sin gritar, convenciendo con su lógica razonable y práctica. Mujer muy inteligente y realista; afectiva, supo entender dónde estaban las raíces de los problemas y los modos de afrontarlos. Recuerdo una ocasión en la que estaba a flor de piel el tema de las escuelas; me encargó midiera la distancia que habría desde la plaza hasta la escuela C. Alonso Vega, que se construía en Artazu Goiko. La medí con el cuentakilómetros de la moto: 1.300 metros, distancia que recorrerían los niños cuatro veces al día para ser escolarizados.
Joseba Eguiraun.
Begoña Linaza (1929-2021) estuvo en el ajo desde los primeros momentos de la creación de la Asociación de Familias de Rekaldeberri, junto a Chuchi Manzanal, José Santamaría, Félix Campos, Martín Esparza, Goyo Landa, Begoña Villasante y otros. Haciendo barrio desde lo concreto: las escuelas necesarias, el inexistente asfaltado, los semáforos, contra un serpenteante viaducto que partió en dos al barrio… Ella estuvo allí, en la pelea, al menos, desde 1965.
Con Juanjo Palacios, su compañero de vida, se atrevió a “impartir charlas magistrales” de compromiso y participación social a estudiantes de la elitista Universidad de Deusto, futuros dirigentes del país. Quienes aceptaron “la buena nueva” se cayeron del caballito, ofreciendo su tiempo y algo de su saber a aquellos luchadores de Rekalde por las libertades y la dignidad. Toda ayuda era bien recibida.
Begoña promovió el primer Módulo Psico-social (1975), ocupado en temas de planificación familiar, drogodependencias y enfermedades de origen social. El Centro, que pervive autónomo, promovió el primer piso de acogida de mujeres maltratadas del país.
Siguió la batalla en la Asociación Ciudadana (1981), cuando los poderes enfrentaron al barrio sobre la ubicación de un templo: si en el corazón de su plaza o en un lateral, preservando el pequeño espacio verde de la plaza para el barrio. Con éxito esta vez para la propuesta vecinal, que culminará cuando sea realidad el derribo de la serpenteante autopista que vuela sobre Rekalde (1982/1988).
Estas son algunas estrellas de su entorchado. Sin focos mediáticos. Sin insignias de “ilustre”. Y esta, nuestra propuesta: Que el Ayuntamiento de Bilbao dé el nombre de Begoña a una calle de Bilbao, preferentemente en Rekalde, el barrio donde vivió y batalló por un mundo más justo, por un Bilbao más igualitario, en una lucha coral y solidaria. De la misma forma y con el mismo derecho que el de D. Diego Berguices, al que el Ayuntamiento ha concedido una plazuela en Otxarkoaga en memoria de su lucha solidaria por aquel barrio hermano.
Llegaron nuevos tiempos al barrio. Otras realidades sociológicas. Nuevas necesidades, como la línea 4 del metro (alternativa A) o migraciones internacionales. Ahí siguen, queriendo dar respuestas solidarias, como siempre, nuevos grupos sociales y asociaciones. Otro asociacionismo. Pero la semilla viene de lejos. Y Begoña Linaza estuvo siempre en el ajo, hasta que murió en 2021.
¡Que su memoria no se pierda! ¡Que el callejero de Bilbao la recuerde!
Javier del Vigo